Salir del armario en 2021

El 11 de octubre se celebra el día para salir del armario

Hace casi treinta años, cuando entré como alumno en el instituto, que en esa época era de BUP, cuestiones como salir del armario eran entre impensables e imposibles. Con catorce años en los 90, la orientación sexual era un concepto inalcanzable, y la “charla de sexo” (así, en singular) algo que aún quedaba muy lejos, para los que estaban en el último curso y tenían dieciocho años o sus alrededores. Esa era la normalidad.

Lo tristemente desconcertante para mí es que, transcurridos estos treinta años, en este futuro lejano del 2021, salir del armario siga teniendo que ser un tema del que hablar. Un problema. Empecemos con algunos unos datos para ubicarnos:

• El matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en España desde 2005, es decir, hace dieciséis años. Eso quiere decir que el 95% de nuestro alumnado ha nacido y crecido en un país en el que puedes casarte con quien quieras, independientemente de su sexo.
• En 2017 se aprueba en Andalucía la Ley 8/2017, de 28 de diciembre, para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares en Andalucía, que establece la obligación y necesidad de actuar de forma concreta desde todos los ámbitos, incluido el educativo, en ese sentido. Hace cuatro años. Nuestro alumnado de 4º de ESO estaba en el colegio aún.
• Un 10% de la población española se identifica como LGTBI+, y un 54% no se identifica como tal pero tiene un amigo o familiar cercano que sí.

Y sin embargo, frente a unos datos que parecen ir en una dirección evidente, las agresiones homófobas siguen apareciendo una y otra vez. Para nuestro alumnado, para nuestros hijos e hijas, lo visible en el día cotidiano que les rodea no es la adquisición de derechos ni la normalidad. Es la violencia hacia el colectivo. ¿Cómo pensar entonces en salir del armario, si tienes trece años y maricón sigue siendo uno de los insultos más terribles y ofensivos que se pueden esgrimir contra un chico?

La ley es necesaria para la normalidad, pero no implica esa normalidad. La normalidad llegará cuando un insulto sobre la orientación o la identidad sexual sea tan absurdo como uno sobre el color del pelo: “¡Pelirrojo!”. Pues sí (o no, que es lo de menos). Y esa normalidad pasa porque los centros educativos continuemos trabajando por hacerla presente, visible, continua. Hace unos años, cuando inicié mi labor como director, lo coloqué como uno de mis objetivos, pensando que ya estaba casi todo hecho. Ahora, sigo viendo que queda mucho por conseguir, y que probablemente haya que seguir trabajando por ello siempre, porque lo que no avanza retrocede.

Y no podemos permitir que retroceda la felicidad de nuestro alumnado, la capacidad de sentirse a gusto y seguros en el centro educativo, de expresarse con libertad y encontrar su camino. Nosotros, como educadores, somos responsables de ello. Si no lo conseguimos, es que no nos hemos esforzado lo suficiente.

Este 11 de octubre es el día internacional de salir del armario. Y yo no espero que nuestro alumnado lo haga. De hecho, deseo que en algún momento les resulte un concepto totalmente extraño e inútil, innecesario, de otra época. Pero, mientras tanto, quiero que tengan totalmente claro que si lo hacen, cuando decidan hacerlo, el Galileo seguirá siendo igual de suyo. Como siempre lo ha sido.